¿Estrategia o pinchazo?
El populismo identifica tres o cuatro problemas complejos y de alto impacto mediático, se identifica como la última esperanza frente a ellos y promete tener la fórmula mágica para resolverlos. Desde este punto de vista, Vox es un partido populista (como Podemos, desde la orilla contraria).
El otro día preguntaba en redes sociales a seguidores de Vox si eran capaces de decirme una sola medida concreta de su campaña. No fueron capaces. En cuento les preguntas qué chiringuito cerrarían o qué ley ideológica derogarían concretamente, tienes la callada o la descalificación por respuesta.
Se ha intentado vender que Olona ganó el debate (lo que muestra en sí mismo que no le debió ir tan bien), pero hasta sus medios más afines deslizan adjetivos como «sobreactuada» o destacan su falta, otra vez, de propuestas concretas. En su primera intervención, en el bloque de sanidad, por ejemplo, ninguna referencia al tema en cuestión. Después del debate, se anuncia su ausencia en actos por tres días, sembrando la duda del motivo de esta decisión.
Los candidatos provinciales de Vox, por su parte, no están asistiendo a los debates de sus circunscripciones. El último, en Jaén, donde había confirmado asistencia y no aparecieron. Tampoco se les ve en debates locales. Quizás es miedo a meter la pata.
No ayuda, además, que su importante presencia parlamentaria en Cataluña, Madrid o Castilla y León no esté generando iniciativas relevantes o, más bien, incluso esté generando titulares negativos. Algunas de las 100 medidas de su Agenda España son interesantes, pero no se conoce avance o propuesta en ninguna de ellas.
El populismo tiene un punto muy fuerte, que es que suele funcionar bien electoralmente en épocas convulsas (y estamos en una de esas). También tiene un punto muy débil, que es que no suele aguantar bien la confrontación con la realidad.
Cuando la candidata Olona pasa de ofrecer la Vicepresidencia a Juanma Moreno a anunciar que no renuncia a su escaño en el Congreso hasta no saber los resultados, surge la duda… ¿Estrategia o pinchazo?